- "Cuídela, es muy chiquita ¿Cómo se la van a llevar así?"
- "No le va a pasar nada, ya va a volver".
Hace 37 años, Lelia Corral mantuvo ese diálogo con una integrante del grupo que estaba secuestrando a su hermana Ana Cristina, de 16 años. La adolescente es una de las víctimas más jóvenes de la megacausa "Arsenales II-Jefatura II". De acuerdo con testimonios, habría pasado por ambos centros clandestinos y sigue desaparecida.
En la sala del Tribunal Oral Federal (TOF), su historia había comenzado a contarse por el final. El ex gendarme O.T (testigo protegido) había relatado durante su declaración cómo se ejecutaban secuestrados al borde de fosas comunes en el Arsenal. En ese contexto, aseguró haber sido testigo del asesinato de Ana. "Nos enteramos de que fue fusilada en el Arsenal por (Antonio Domingo) Bussi. No sé a qué punto puede llegar la crueldad para secuestrar, torturar y fusilar a una nena", lamentó Lelia. También prestó declaración su madre, Guillermina Romano.
"Toda mi vida"
La madrugada de 8 de junio de 1976, Ana estaba entusiasmada porque al otro día arrearía la bandera en la escuela. Se había quedado hasta tarde con su mamá preparando la ropa para el acontecimiento. Lelia y su novio (Carlos Powel) habían estado estudiando.
"Toda mi vida voy a recordar esa noche", expresó Guillermina. Relató que un operativo rodeó la cada del barrio Centenario en la que vivían. Cuando los secuestradores entraron, hicieron que el padre de la familia se arrodillara. "Preguntaban dónde estaba Ana", describió la mujer. Lelia compartía el cuarto con su hermana. "Preguntaban quién era Pupé -así le decían a Ana sus amigos-, la novia de 'Pajarito'. Dijeron que si no les decíamos, nos llevarían a las dos. Cuando una mujer la sacó de la cama le dije a Anita que se abrigara, porque hacía mucho frío. Le dí mis medias. Ella lloraba. Se la llevaron a empujones", detalló apenada.
Manifestó que ella y su hermana, que iban a la Escuela Sarmiento, habían participado de reuniones de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Mientras que el novio de Ana (Roberto Cohen) militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). El joven había sufrido un intento de secuestro en 1975 y por ello la madre de Ana la había enviado un tiempo fuera de la ciudad.
Los padres de la chica hicieron gestiones en la Justicia local, en la Iglesia y en organismos internacionales. Inclusive, el juez español Baltasar Garzón investigó el caso. "Mi papá tuvo una entrevista con el jefe de Policía (Mario Zimmerman). Le pidió una foto y tiempo después salió esa imagen en LA GACETA, en un aviso diciendo que se había ido del hogar", afirmó Lelia. Recién supieron qué fue de Ana cuando el testigo Juan Martín le respondió una carta a su madre. Le confirmó que había sido vista en la Jefatura. Las listas de detenidos aportada por Juan Carlos Clemente lo ratificaron. Al lado de su nombre aparecen las siglas DF: Destino Final.
Durante la mañana también pasó frente a los jueces Rosa Hourbeigt, esposa de Luis Arquetti. Filósofo, docente e intelectual, fue secuestrado en Santiago del Estero el 24 de enero de 1977 y sigue desaparecido. Fue trasladado al Arsenal, donde lo vieron testigos. Los familiares de Arquetti pudieron acceder a mandos militares. En una de esas oportunidades, el entonces ministro del Interior, Albano Harguindeguy, le habría dicho: "no busque más, su marido está muerto". "Hace 30 años que esperaba este momento, de poder expresar ante una Corte la historia de nuestra vida. Crié a nuestros dos hijos con la expectativa de la verdad y la justicia. El llegar a la verdad, el saber dónde está... Ojalá todos podamos recuperar los restos de nuestras personas amadas", concluyó.
Otro crudo testimonio que se escuchó ayer fue el de Ana María Estequín, testigo del secuestro de su primo Enrique Fernández, un estudiante de Medicina desaparecido. Ella tenía entonces 17 años y él, 18. El 30 de mayo de 1976 iban a encontrarse cerca de sus casas, en Lamadrid al 1.100. Pudo verlo llegar y se estiró para abrazarlo. Dos hombres se bajaron de un auto y se lo llevaron. La mujer relató los múltiples padecimientos físicos y psicológicos que sufrieron ella y sus familiares tras el hecho.
Al cierre de esta edición se abordaba el caso de Luis Holquist, de 20 años, secuestrado en mayo de 1976 (desaparecido). Junto a Fernández y Corral, también había participado en la UES.